Salomé--Espanol by Oscar Wilde

Salomé--Espanol by Oscar Wilde

autor:Oscar Wilde [Wilde, Oscar]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Oscar Wilde
publicado: 2016-01-06T00:00:00+00:00


HERODES:

—Salomé, ven acá, siéntate a mi lado. Te ofrezco el trono de tu madre.

SALOMÉ:

—No estoy cansada, tetrarca.

HERODÍAS:

—Ya ves qué aprecio hace de ti.

HERODES:

—Que me traigan… ¿Qué era lo que yo quería? Ya se me ha olvidado. ¡Ah! Ya recuerdo…

LA VOZ DE JOKANAAN (A Herodes):

—Mirad que es llegado el tiempo y el día que yo anunciaba está aquí. Cumplídose han mis profecías.

HERODÍAS:

—Hazle callar. No quiero oír más su voz. ¡Ese hombre me insulta noche y día!

HERODES:

—Nada ha dicho contra ti. Y además es un profeta de los más principales.

HERODÍAS:

—No creo en profetas. ¿Hay hombre alguno capaz de adivinar el porvenir? Nadie puede saberlo. Además siempre me insulta, pero tú le temes, creo. Sí, le temes; yo lo sé.

HERODES:

—Yo no tengo miedo a él ni a nadie.

HERODÍAS:

—Te digo que le tienes miedo. ¿Por qué, si no, no se lo entregas a los judíos, que hace ya seis meses te lo reclaman?

JUDÍO PRIMERO:

—Verdaderamente, señor, que mejor sería ponerlo en nuestras manos.

HERODES:

—No se hable de ello. No os lo he de entregar. Es un santo varón. Es un hombre que ha visto a Dios.

JUDÍO PRIMERO:

—Eso no puede ser. Desde el profeta Elías nadie ha visto a Dios. Él fue el último que vio a Dios cara a cara. En nuestros días no se muestra Dios. Se recata de nosotros. Por esto han caído tantos males sobre el país, tantos males.

JUDÍO SEGUNDO:

—En verdad, nadie sabe si Elías vio realmente a Dios. Posible es que sólo la sombra de Dios viera.

JUDÍO TERCERO:

—Dios no está oculto en ningún tiempo. Muéstrase en toda época y lugar. Dios está así en lo malo como en lo bueno.

JUDÍO CUARTO:

—No debías decir eso; esa es una peligrosísima doctrina de Alejandría, donde se enseña la filosofía griega. Y los griegos son gentiles. Ni siquiera están circuncidados.

JUDÍO QUINTO:

—Nadie puede decir cómo procede Dios. Sus caminos son muy oscuros. Quizá lo que llamamos el mal sea el bien y lo que nos parece el bien sea el mal. Nada sabemos con certeza. Nosotros no podemos hacer otra cosa que bajar la cabeza ante su voluntad, porque Dios es muy poderoso, y lo mismo aniquila a los débiles que a los fuertes; nadie ni nada le intimidan.

JUDÍO PRIMERO:

—Dices bien. En verdad que Dios es temible y hace polvo lo mismo al fuerte que al débil, igual que se maja el grano en un mortero. Pero ese hombre nunca vio a Dios. Desde el profeta Elías nadie le ha visto. Él fue el último que vio a Dios cara a cara.

HERODÍAS (Enojada, a Herodes):

—Mándales callar. Me aburren.

HERODES:

—Mas yo he oído decir que el propio Jokanaan es vuestro profeta Elías.

JUDÍO PRIMERO:

—Eso no puede ser. Desde los tiempos del profeta Elías han pasado ya más de tres siglos.

HERODES:

—Pues hay quien sostiene que es el profeta Elías.

NAZARENO PRIMERO:

—Yo estoy seguro de que es el profeta Elías.

JUDÍO PRIMERO:

—No, no es el profeta Elías.

LA VOZ DE JOKANAAN:

—Mirad que ya se acerca el día, el día del Señor, y yo oigo sobre las colinas los pasos de Aquel que ha de ser el Salvador del mundo.



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